martes, 9 de octubre de 2012

DSALUD DISCOVERY: CUANDO LOS BRUJOS SE DISFRAZAN DE MÉDICOS


Retomamos actividad bloguera después de varios meses de ‘galbana cibernética’. Y es que estaba uno encasquillado, atrapado en la más absoluta pereza e inmovilidad, con la máquina de las ideas oxidada y los dedos torpes. Claro, que tengo que agradecerle al equipo de la publicación Discovery Salud, el empujón que necesitaba para despertar del letargo. No es para menos; el nivel de despropósitos y disparates concentrado en no más de 100 páginas, (concretamente, me refiero al nº 143, que es el que cae en mis manos), da para mucha letra, y como para editar post por un tubo. Vamos a intentar, de todas formas solventar la papeleta en una sola entrada, que tampoco el asunto merece que le dediquemos demasiada energía, ni mucho menos, nuestro valiosísimo tiempo.

Vayamos por partes:
1. Qué sabemos de don José Antonio Campoy, director de la publicación. Pues para empezar, que es el autor de una obra cuyo rigor científico y seriedad es de los que marcan época: Entrevista a un extraterrestre: Genoom (1997; J&C Proyectos Editoriales; Madrid/ Acceso a texto completo en el enace). Prologado por ilustres lumbreras en el campo del saber científico, como Fernando Sánchez Dragó o Fernando Jiménez del Oso, en el libro se nos cuenta cómo el autor en casa de unos amiguetes, y con un tablero ouija, contacta con Genoom, habitante de un planeta de la estrella Alfa B, en la constelación de Centauro, con el que se pega unas parrafadas, (acerca de todos los temas imaginables), que llegan hasta las casi 200 páginas. Defenderé hasta la muerte el derecho de cualquier ser humano a publicar lo que le de la real gana, nada que objetar, pero ahora, si eres el máximo responsable de una revista sobre salud, que se las da de innovadora, honesta, y veraz, con esos antecedentes, tu credibilidad, la de tus colaboradores, y la del proyecto en general, deja mucho que desear.
2. En las primeras páginas del número que analizamos encontramos ciertos editoriales acerca del SIDA, en los que no sólo se cuestiona toda la literatura científica sobre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, sino que se termina afirmando que ‘la realidad es que el VIH y el SIDA no existen’. Si tiramos un poco del hilo de esta línea argumental, completamente disparatada, Freddie Mercury se habría muerto casi con toda seguridad a causa de la agresividad de ciertos medicamentos recetados para tratar una enfermedad que no tenía.  De locos. ¿Y qué coño es ‘eso que no existe’, entonces,  que se ha llevado por delante a millones de personas y está diezmando la población de un buen número de países del continente africano? El VIH ha sido fotografiado, conocemos perfectamente su genoma, componentes, diferentes especies y ciclo de replicación, (para no existir…); desde 1983 está considerado el agente responsable de la entonces naciente epidemia de SIDA, y hasta la fecha, tras más de tres décadas de ardua investigación sobre el tema, parece que es toda una evidencia la correlación causa/efecto entre virus y enfermedad. ¿Cómo justificar, entones,  que un/una articulista (el texto no está firmado) de una revista sobre salud sostenga tales aberraciones y se quede tan ancho/a? La respuesta la encontramos en la política editorial de la misma publicación, que no es otra que la de la guerra total y sin cuartel a la comunidad científica, a la medicina convencional e industria farmacológica en particular. De cualquier forma, a toda costa y a cualquier precio.
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3. No vamos a justificar ciertas estrategias comerciales descarnadas y carentes de toda moralidad que dominan el sector sanitario, en el que  médicos, farmacias y laboratorios, se alían para velar, por encima de todo, por sus intereses particulares. Vale que vivimos en un sistema enfermo, que nos roba la vida y al que le interesa convertirnos en enfermos crónicos. Quizá sea ese el problema de fondo, que vivimos en un mundo de mierda, en el que la única salud que importa es la de la propia economía, que todo lo domina. Pero de ahí, a tener que aceptar y tragar todo ese cúmulo de charlatanería falsaria y pseudocientífica, hay un abismo. El gran fraude de tan ingente cantidad de  disciplinas pseudocientíficas que se cobijan y publicitan en las páginas de revistas como Discovery Salud radica en el hecho de que construyen todo su aparato teórico y conceptual sobre la base de una serie de creencias, no susceptibles de ser comprobadas, ni verificadas mediante métodos científicos, a pesar de lo cual, se presentan como verdaderas ciencias. Nunca se basan en evidencias y requieren de una gran dosis de fe en sus dogmas, para que la ‘sanación’ mediante sus métodos pueda llevarse a cabo. ¿Se imaginan a un laboratorio farmacéutico comercializando cierto producto porque ‘creen’ que es bueno para la salud y ‘tienen fe’ en sus propiedades curativas? Cada uno es libre de creer en lo que le salga del ombligo, faltaría más, nada me impide creer a pies juntillas que si entierro una piedrecita de cuarzo en una maceta durante una noche de luna llena, y al día siguiente la froto por todo mi cuerpo, voy a limpiar mi organismo de ciertas energías tóxicas que lo envenenan;  (me interesa que todos ustedes lo crean, sobre todo si soy el que vende esas piedras mágicas); pero para ello tengo que presuponer que existen esas fuerzas cósmicas e invisibles, y que actúan sabe dios de qué forma que se escapa a todo entendimiento, en definitiva, tengo que ser creyente (de nuevo la palabra clave). Quizá algunos de ustedes hayan dicho o oído alguna vez eso de: ‘yo no creo en los medicamentos’; ya, el caso es que esos ‘fármacos malditos’ contienen principios activos que actúan en el organismo, independientemente de lo que usted piense acerca de ellos; uno no tiene fe en el paracetamol: sencillamente, hay una correlación causa/efecto (evidencia) entre la ingesta de 1 g de paracetamol y el descenso de la fiebre (y esto ocurre tanto en el organismo del mayor escéptico, como en el del más ferviente naturópata, e incluso en el de los redactores de Discovery Salud), y lo siento por los mis amigos de la new age, pero la amoxicilina cura las infecciones, el tramadol ayuda a reducir los niveles de dolor, el clotrimazol elimina los hongos, y el enalapril regula la tensión arterial. Les guste o no.  Y no sé por qué tenemos que mezclar churras con merinas: nos puede preocupar la voracidad de la industria farmacéutica, pero que eso nos de pie a considerar que todo lo fabricado en el laboratorio esté ‘cargado por el diablo’, raya en la absoluta estupidez.
4. Si algo no tiene desperdicio en cualquier número de Discovery Salud, es su apartado publicitario: decenas de páginas consagradas a la venta (verdadero fin de la sanación charlatanesca) de mil y un remedios para curar todas nuestras dolencias y ayudarnos a ser más felices, o al manos tan felices como hacen suponer las exageradas sonrisas de los /las modelos de turno: y a pesar de la nula base científica de lo que voy a decir, ésta sigue siendo una de las pruebas infalibles del mundo publicitario, la ‘verdadera prueba del algodón’ (que nunca engaña), cuanto más asoma la piñata, y más visible es la dentición del sonriente, mayor tufo desprende el asunto. Hay para todos los gustos: una clínica que ofrece tratamiento para el cáncer con muérdago, dieta Budwig y ozonoterapia; pastillacas, aceites y jarabes, que valen tanto para la artrosis, la regulación de triglicéridos, o la incontinencia urinaria (si es agua procedente de los mejillones de Nueva Zelanda, la bomba, lo cura todo), una máquina reflectora de fotones con leds inteligentes, que no sé cómo pude vivir hasta ahora sin ella, máquinas electromagnéticas que nos protegen de ondas perversas, etc. No hay espacio en la revista para los vendedores de piedras o videntes; aquí hilan muy fino, cualquier concesión a lo esotérico podría poner en evidencia todo ese supuesto estatus de seriedad y rigurosidad de la que hace gala la publicación (aunque su jefe de filas entreviste a extraterrestres). Las mismas disciplinas pseudocientíficas se desprecian las unas a las otras, (todavía hay ‘clases’), así, el homeópata critica al tarotista, el de las Flores de Bach se ríe del de las cartas astrales, y el que maneja la máquina de radiofrecuencias está  convencido de que tiene más ‘nivel’ que la brujita televisiva que nos comenta el zodiaco todas las noches. Por supuesto, en DSalud Discovery sólo tienen cabida ‘los serios’. Y ésta es una de las inmensas contradicciones de todo este asunto, que bajo la ferviente y evidente ojeriza hacia el método científico y la medicina convencional, hay en todos los artículos y anuncios una  manifiesta preocupación por dotar de rigurosidad científica cada teoría y argumento; quienes escriben se preocupan de  revestir bien los textos de tecnicismos y léxico del mundo médico. Incluso el entramado fotográfico juega un papel importante en este sentido: batas blancas, fonendoscopios, microscopios, o sea,  iconografía clínica por un tubo. Mucho nos tememos que la mayoría (o ninguno) de los mejunjes que a precio de oro nos pretenden vender estos señores hayan pasado las pertinentes fases de experimentación, con control de variables, y constatación estadística de resultados positivos en una población experimental. Más bien, da la impresión de que todas estas empresas vienen a ser el correlato contemporáneo de aquellos vendedores de brebajes del lejano far west, que le endilgaban al personal sus pócimas de fabricación casera, que lo mismo valían para aliviar las hemorroides que para engrasar el carromato.
5. Cómo una imagen vale más que mil palabras, escaneo este par de ‘perlitas’ para que todos puedan ver y juzgar por sí mismos:


El varizapper de la Dra. Clark, y sus barridos de frecuencias nos curarán de una y mil dolencias, gracias al aporte de ‘polaridad Norte al organismo’. Con el biomagnetismo hemos topado. Para los que no estéis familiarizados con esta pseudociencia, se trata de uno de esos inventos charlatanescos que suele formar parte de la ‘carta’ de muchas clínicas integrales y centros holísticos, que parte de la creencia en que ciertos ‘desajustes energéticos’ de nuestro organismo,   entre la ‘carga de ying’ y ‘carga de yang’ son la causa de la mayoría de nuestras enfermedades. Con unas sesioncitas de imanes o barridos de frecuencia, como nuevos. Todo su apartado teórico gira en torno a los campos magnéticos terrestres, y aunque toda su fraseología tan técnica y tan bien armada suena ‘que te cagas’ de seria, no resiste el más mínimo análisis. No sabemos cuánto cuesta el aparatito en cuestión, aunque por lo menos la doctora tiene del detalle de regalarnos un DVD. Así que hasta que alguien nos demuestre en el terreno de las evidencias que la imantoterapia o maquinitas de esta calaña valen para algo más que para llenar los bolsillos de los ‘terapeutas’ que los ponen en práctica, los barridos de frecuencias biomagnéticas lo mismo sirven para ‘limpiar’ nuestro sistema inmunológico, que para localizar hobbits en el bosque.
Esto ya es más serio. José Antonio Campoy, director de la revista, y entrevistador de extraterrestres, ofrece a quienes estén dispuestos a soltar los ¡85 euracos! que cuestan los dos volúmenes, soluciones para tratar el cáncer. Su compinche en este caso y coautor de la obra es Antonio Muro, coordinador de Discovery Salud, al que tenemos visto en otros foros de ‘divulgación científica’ del calado de Cuarto Milenio (pinchando aquí podréis verlo de nuevo en el espacio dirigido por Íker Jiménez, ilustrándonos acerca de la inexistencia del SIDA - sigue empeñado el tío). A nadie se le escapan los efectos devastadores de la quimioterapia en el organismo humano, algunos de nuestros seres queridos ya no están aquí a pesar de haberse sometido a los tratamientos, otros que se sometieron y vivieron para contarlo afirman que preferirían antes la muerte que volver a repetir el trance. Bien, la quimio es así de jodida, a la medicina todavía le quedan muchos kilómetros que avanzar en este terreno; pero al menos, cada metro ganado es el fruto del trabajo realizado durante décadas por equipos profesionales, de muchísimos millones de euros invertidos en mil y un proyectos, en recursos humanos y técnicos de todo tipo.  Señores Campoy y Muro, si de verdad ofrecen tratamientos efectivos para el cáncer DEMUÉSTRENLO, atrévanse a comprobar sus tesis en experimentos controlados, con pacientes reales y curaciones reales que puedan ser constatadas en un alto porcentaje. O eso, y entonces serían dignos del próximo Nóbel de Medicina, o lo que están haciendo no tiene nombre, o sí lo tiene, pero es muy feo y me lo callo, que lo mismo hay niños leyendo. (Que gran detalle que no cobren gastos de envío).
6. Uno de los grandes clásicos de las leyendas urbanas, que no podía faltar en las páginas de Discovery Salud, como no: las perversas ondas y radiaciones de las antenas de telefonía y otros electrodomésticos. Los datos que arroja la ciencia demuestran (evidencia) que sólo las ondas electromagnéticas cuya frecuencia se sitúa por encima de la región ultravioleta son peligrosas para nuestro organismo, pues pueden ocasionar la ruptura de los enlaces químicos en el núcleo de nuestras células, produciendo cadenas mutantes de ADN, que a su vez pueden convertir en cancerosa una célula. No se trata de opiniones o de ideas preconcebidas, sino de un fenómeno fisicoquímico, sin más. Esas ondas de baja frecuencia que emiten las antenas de telefonía, móviles o consolas Nintendo, no podrían por lo tanto hacerle más que cosquillas. En serio, quédense todos tranquilos, no les va a pasar nada si se duermen con el celular en la mesita. Le robo unas cuantas palabras a Mauricio José Schwarz, cuyo artículo ¿Tu teléfono te está dejando impotente?  es lo mejorcito que he leído hasta ahora sobre el tema. Aún así está tan afianzada en el imaginario colectivo la leyenda de las ondas malditas, que aunque le dieras al personal una clase magistral sobre física y química, desmontando todas esas opiniones falsarias y pseudocientíficas, todavía un buen número de ciudadanos nos seguiría mirando con recelo y desconfianza, así como diciendo, ‘vale, pero aleja de mi esa antena, por si acaso’.  En el nº 143 de la publicación que nos ocupa, podemos leer un artículo en el que el redactor, pero no firmante, apoya la propuesta de varios cientos de colectivos (aunque no se cite a ninguno de esos ‘varios cientos’) que exigen la retirada de las consolas Wi–Fi de las aulas de las escuelas e institutos españoles: parece ser que las radiofrecuencias de las diabólicas maquinitas pueden llegar a ocasionar en nuestros hijos ‘problemas de aprendizaje, depresión, leucemia o tumores cerebrales entre otros efectos.’ Pocas páginas más adelante un anunciante nos vende una serie de productos destinados a protegernos de las ondas electromagnéticas (el kit completo cuesta casi 400 €; sólo el colgantito mágico ya vale 118) y otra empresa ofrece mediciones de campos electromagnéticos y prospecciones geobiológicas (ahí queda eso) para que comprobemos si en nuestras propias viviendas podemos sentirnos seguros y salvo. ¿Saben cuántos casos clínicos se contabilizan en la historia de la ciencia médica, y hasta el día de hoy, en los que se pudo relacionar directamente la dolencia del paciente con la actuación de las ‘ondas maléficas’? ¡NINGUNO! Cero patatero. Tanto alarmismo, tanta literatura, durante tantos años, ¿sustentados sobre ningún caso real? Como poco, no podemos hacer otra cosa que sonrojarnos. Pero la creencia se sigue imponiendo a le evidencia, y así nos luce el pelo.
7. Dejamos para el final el punto más escabroso. Discovery Salud, (como no), se suma de forma más que activa a esa creciente y alarmante corriente de propaganda antivacunación, tan en boga desde  finales de los 90 en círculos hippie-niueicheros y entornos afines. Prácticamente no falta número (basta una somera visita a la web de la revista para comprobarlo) sin sus correspondientes dardos en este sentido, artículos de fondo, bien nutridos de páginas, siempre con encabezamientos espectaculares e impactantes: ‘Encuentran ADN recombinante del virus del papiloma humano en la vacuna destinada a combatirlo’, ‘Muere otra niña tras ser vacunada con Gardasil’, etc. No importa que los datos (evidencia) corroboren la causa/efecto entre las campañas de vacunación contra la viruela el siglo pasado, enfermedad que en el siglo XX se llevó por delante a más de 300 millones de personas, y su erradicación, que la polio ya no cause estragos en los países desarrollados, que en España se hayan reducido los casos de sarampión y Hib (directamente responsable de la meningitis bacteriana en lactantes) en un 99 por ciento. La infame campaña puesta en marcha por Andrew Wakefield, (sostenía en sus informes que las vacunas ¡causaban autismo!), ya está dando sus frutos: se resquebraja la inmunidad del grupo y se registran cada vez más casos de enfermedades que se estaban manteniendo a raya. Jipipijis del mundo entero, que se congratulan y presumen de ‘hazañas’ como ‘evitar que a mis hijos les inoculen bichos en el organismo’ o ‘yo no les doy leche de vaca’, ponen en peligro la salud de sus niños por ser fieles a una ideología completamente irracional y curanderil. Sí chicos, cuando veáis a vuestros peques sufrir los rigores de las enfermedades de las que no los quisisteis inmunizar me escribís y me lo contáis.

Y podríamos seguir tirando del hilo, destapando el tarro de los disparates, pero supongo que a estas alturas ya estarán tan cansados como yo de tanta charlotada. Dejemos que los brujos sigan su camino, (no creemos en la Inquisición, mucho menos las hogueras), pero bien lejos del nuestro, eso sí. Supongo que basta lo dicho hasta el momento para poder concluir afirmando que tanto Discovery Salud, como otras publicaciones en papel o digitales afines, son auténticos tratados de brujería del siglo XXI. El problema es que cuando los brujos se disfrazan de médicos se convierten en armas peligrosas: maestros de la palabra y la retórica, intentarán atraparnos en su red, porque saben que a menudo caminamos con la guardia baja, que vivimos continuamente atrapados en la insatisfacción, que cuando la rueda gira hacia abajo somos tan vulnerables como paro arrojarnos en los brazos de cualquiera que nos venda un poco de salvación. Cuando los brujos se ponen la bata blanca, toda su perversa maquinaria, engrasada con charlatanería cienciofóbica, se pone en marcha para alcanzar el verdadero y único objetivo: sustituir el estatus y discurso científico vigentes, por el suyo propio, (la varita mágica ahora emite radiofrecuencias), para poder justificar la venta de sus mejunjes milagrosos, y engordar sus cuentas bancarias, a costa de lo que realmente buscan, en definitiva: su dinero y el mío.  Y mucho me temo que no podemos hacer mucho más que observar el espectáculo: la red de vendedores de humo alcanzará cada rincón del planeta, mientras la horda antivacunas seguirá allanando el camino para que nuevos brotes de enfermedades prácticamente erradicadas vuelvan a campar a sus anchas, dejando a su paso un rastro de dolor, enfermedad y muerte.

5 comentarios:

  1. Extenso análisis de la revista, se te ve muy seguro de su total falsedad. Al igual que en la medicina convencional, habrá de todo, pienso yo. Felicidades por el regreso.

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  2. Intoxicas y mezclas para meter todo en el mismo saco.
    Tienes el mismo rigor escribiendo que la publicación a la que criticas.

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  3. El mayor timo, descarado e insultante que he visto en siglos ( mira que es dificil a día de hoy) con la "Revista" DSalud, que ni descubre ni trata salud... ( sólo publicidad) para 3,50 € que vale el "regalito" de cómo subirse el ego cada vez más... Ojalá un día encuentre una dieta para adelgazar la mediocridad.... le vendría bien al Campoy y sus "colaboradores " (Expertos, por supuesto!)

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  4. Con todo el respoto , eres un canta mañanas sensacionalista que no se documenta ni lo mas minimo .
    llegue a tu blog de casualidad , pero no e podido parar de reir del humo que vendes !!
    Tu intento de desprestigiar a alguien y conseguir seguidores dice mucho de ti , auque como has podido ver q tu alcance es mas bien nulo .
    Es mas te diria que te dedicaras a a colgar fotos de tu perro para conseguir seguidores , porque madre mia si te documentaras lo mas minimo verias que el tiempo le da la razón a la revista y su director , pero cada uno es libre de pensar y expresarse como quiera aunque mi opnion sobre ti y tu post es la de VENDE HUMO .
    Lo unico que e podido ver mas o menos bueno tuyo es la entrevista a Jose Luis Muñoz autor de el libro "La Frontera del Sur" ( por eso llegue a tu blog ) y porque hacer una entrevista mal ya es dificil , en fin ...

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  5. Sí buscas la empresa mk3 al, editora de la revista, en el registro mercantil, verás que su administrador único es José Antonio Campoy. Y cuál es su actividad? Los productos dietéticos. Así q D Salud no es más q un folleto publicitario de productos que hace, comercializa y/o distribuye ese señor, al que le da igual decir cualquier cosa con tal de vender sus suplementos.

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