BIENVENID@S A LA CIUDAD DE CRISTAL

‘Yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado’  (SILVIO RODRÍGUEZ)

Bueno. Pues ya está. Por fin. Me toca comenzar aventura bloguera. Ahora es cuando debería decir algo maravilloso e impactante para intentar enganchar al lector desde el principio, para que los internautas del mundo tengan a bien dar una oportunidad a este servidor y no dejen de hacer de vez en cuando la visitilla de turno a este proyecto virtual, que estrenamos hoy, aquí y ahora. Pero no. Tantas veces como ensayo una buena parrafada, compruebo con cierto horror que la flechita de borrado se come todas las palabras para devolverme al principio, a la condena de la pantalla en blanco. No hay nada más frustrante que el documento de texto vacío, cuando tu cabeza es un hervidero de ideas que no encuentran el camino de salida, la ruta que va hasta los dedos, hasta la tecla correcta. Nada tan irritante como descubrir que el don de la palabra precisa, y la frase bien construida le es tan ajeno a uno, como la Champions League a mi querido Sporting de Gijón.

Pero bueno, dejemos las pataletas, y lloriqueos a un lado y vamos a lo que vamos. Una de las grandes ventajas de las bitácoras virtuales es que no hay más línea editorial que la que uno mismo se marque; nuestro es el control absoluto de la producción, sin editores jefes que metan tijera, censores, ni otro tipo de condicionantes externos, (salvo el mismo filtro de contenidos para adultos con el que cuentan la mayoría de los servidores). La Ciudad de Cristal no pretende ser otra cosa que una urbe cibernética en cuyas calles, avenidas y parques encontraréis discos, músicos, libros, escritores, pintores, fotógrafos, artistas, películas, actores, pensamiento crítico, ondas radiofónicas y otras hierbas, como se dice en estos casos; en definitiva, un espacio donde cabéis todos siempre que seáis buscadores vocacionales, exploradores de mundos, culos inquietos. Que se abstengan, como cantaba el gran Silvio Rodríguez, ‘los perseguidores de cualquier nacimiento’.

Como podréis comprobar, nuestra ciudad todavía no es más que un pequeño solar en el que apenas acabamos de colocar el primer ladrillo. Con cada nuevo post (y espero que con tu complicidad) iremos añadiendo nuevos edificios, carreteras, autopistas, etc. Poco a poco iremos añadiendo gadgets, enlaces y secciones, de forma que cada vez se vaya pareciendo más a un auténtico blog: tiempo al tiempo, Las Vegas también fue en algún momento una aldea de cuatro casuchas en mitad del desierto.  

Siempre consideré que no hay mejor manera de celebrar nuestros más ‘grandes descubrimientos’, (esa película, libro o cualquier cosa que nos haya causado fascinación), que compartiéndolos, que lanzando al universo el mensaje con la esperanza de intentar crear la misma suerte de aceptación y arrebato en otras almas y conciencias, (a cuantas más, mejor). Porque cuando se cree que algo vale la pena, no tiene sentido esconderlo en el cajón, guardártelo para ti solito. Nunca entendí a los del ‘club selecto’, a los que presumen de ser esos pocos que conocen a cierta banda de rock, y les jode tanto que un día de repente vendan un millón de discos y se conviertan en ‘músicos de dominio público’. (Y luego hacen alarde de cierta condescendencia y ‘superioridad’ respecto  a los nuevos fanes, porque ellos eran los ‘genuinos’, los que primeros los escucharon, cuando no los conocía ni dios). Pues eso, la inquietud de comunicar por encima de todo. Le doy a ‘editar entrada’ con toda la ilusión del mundo, y con la esperanza de que a medida que subamos nuevas publicaciones, siempre haya alguien al otro lado de la pantalla. Así que, y como dice mi compadre Mauricio José Schwarz, ‘si le gusta, recomiéndenselo a sus amigos, y si no, recomiéndenselo a sus enemigos’.

(Como muchos habréis percibido, el título del blog se lo robo a Orson Scott Card, algún día leeré la novela para agradecérselo).

Besitos.